¡Santiago y cierra, España!; o abre, si eso, por José Antonio Vergara Parra

¡Santiago y cierra, España!; o abre, si eso

A dos días de la festividad de Santiago Apóstol, patrón de España, habrá elecciones generales. En plena canícula, con media España de vacaciones y la otra mitad al acecho. Cuenta la leyenda que el Apóstol aparecióse en sueños al rey Ramiro I para anunciarle la victoria en la inminente batalla contra Abderramán II. Y así, de caballeros a infantería se deslizó ese grito de hispanidad y reconquista que ha sobrevivido al paso de los siglos.  Seré licencioso pues no sólo tiraré de la lectura valleinclanesca de la expresión (errónea, por cierto) sino que, además, Santiago, y no España, será el vocativo. Ya saben.  Algo así como la muralla interpelada por Ana Belén y Víctor Manuel. Sólo que en este caso, por otras motivaciones y lealtades, será el discípulo el exhortado. No es que haya perdido la fe en España, que algo de eso hay pero, dadas las circunstancias, casi que me fio más del apóstol.

Quiera Dios, y el Apóstol mismo, que nadie perezca en el intento pues, por esas calendas y singularmente de Madriz para abajo, el sopor será de categoría. Al Doctor Copiaypeguis Causa nada le turba salvo su ego ciclópeo que, altanero, guía sus pasos.  Mira que, a lo largo de estos años, ha tenido razones poderosísimas para disolver las cámaras y orear las urnas. Pero no. No tocaba. Ha colonizado el Tribunal Constitucional, prostituido la fiscalía general del Estado y cerrado el Congreso de espaldas a la Constitución. Ha mercadeado con la derogación del delito de sedición y rebajado la malversación para asegurar su permanencia en Moncloa. Por acción, colaboración necesaria u omisión culposa, ha pergeñado verdaderos engendros legislativos cuyas consecuencias han basculado desde la liberación anticipada de depredadores sexuales hasta la revisión capciosa de la Historia. Ha exhumado cadáveres para esconder su indigencia propositiva y aumentando exponencialmente la deuda pública.

En las postrimerías del otoño de 2020, el Gobierno de Sánchez había sido alertado sobre la gravedad de la pandemia que se avecinaba. “Les va la vida en ello”, sí arengaba Carmen Calvo a las mujeres para que acudiesen en masa a las manifestaciones del 8M. Y acudieron, convirtiendo las concentraciones en infectródromos itinerantes que tornarían la exhortación de la ministra en una certera y no menos luctuosa predicción.

Poderosísimas razones, y otras que omito por economía narrativa, que debieron propiciar el adelanto de consultas. Justo ahora, tras la debacle generalizada de socialistas y comunistas, el Doctorcito interpela a los españoles para que puedan desdecirse respecto de la inequívoca voluntad explicitada en las recientes consultas locales y autonómicas. Todo un detalle si no fuera porque, desde una soberbia inconmensurable, ha consumado un fraude de ley como una casa. En efecto, el artículo 115 de nuestra Carta Magna concede al Presidente del Gobierno la facultad de disolver las cámaras y llamar a las urnas. Pero, aún para mentes poco versadas en trasuntos jurídicos, se entiende que el ejercicio de ese derecho debe estar fundamentado en el interés general o en razones tan objetivas como rotundas. A modo de triquiñuela, Sánchez ha tirado de prerrogativa presidencial en un intento desesperado de revertir el reciente veredicto de las urnas y, de paso, para salvar su cabeza. Así de simple y así de perverso.

Hablemos de Cieza; mi pueblo. Hablemos de algunos hechos que bien podrían simbolizar lo que está sucediendo a lo largo y ancho de nuestro país. En Cieza, como en miles de rincones de nuestra patria, podrían conformarse mayorías absolutas (suficientes, para los cursis) de mediar acuerdos entre el PP y Vox. Los verdaderos fascistas de nuestro tiempo (que curiosamente se hacen llamar antifascistas), no es que quebranten los 100 días de gobernación, que también, sino que hacen lo posible y lo imposible por enfangar el periodo previo en el que, eventualmente, podrían alcanzarse acuerdos y alianzas de gobierno. Sólo necesitan la mecha proporcionada por algún incauto. Dicho y hecho. Según parece, alguien de Vox, por su propia cuenta y utilizando el anagrama del partido, ha metido la pata hasta el corvejón haciendo suya una perorata absoluta y radicalmente inadmisible. Mas, como recordarían a Tomás sus alumnos, quien este libro de pecado, que lance la primera piedra.

Mecha servida. Fuerzas ocultas, de invernadero unas, silvestres otras, han puesto sus rotativas a trabajar. Los retoños del PSOE acudieron al Juzgado de Guardia para denunciar la publicación aludida por un posible delito de odio. Las redes sociales, convertidas en alcantarillas infectas, (las mismas que en su día coadyuvaron al cercado del Congreso o la concentración, sin visado gubernativo, frente a las sedes populares en plena jornada de reflexión) son las que ahora han servido para convocar una manifestación en la Esquina del Convento o para cuestiones de mayor gravedad que, de momento, me ruegan callar. Me dicen que un puñado de alumnos o ex alumnos han escrito, en audiencia pública, una misiva a su profe de religión (a la sazón, cabeza de lista del PP) para que recapacite muy seriamente la posible alianza con Vox. Le piden santidad en un mundo de lobos. Pero olvidan a los lobos que, disfrazados de corderos, son verdaderos depredadores de asfalto.

Hay dos clases de demócratas: los que la abrazan (sí y sólo sí) si los resultados les son favorables y los demócratas a secas, sin conjunciones adversativas tras las que se suceden espurias estrategias. Permítanme que interpele al viento. ¿Cuándo tienen pensado concentrarse para mostrar el más enérgico rechazo contra la suelta anticipada de depredadores sexuales, en virtud de la infausta ‘Ley del Sólo sí o sí’? ¿Qué diría de este olvido el banco lila de la Plaza de España? ¿No quedamos en que hay que defender a las mujeres y a su dignidad? ¿Acaso las víctimas de agresiones sexuales merecen tan estruendosos olvidos?

Cuando la otrora Ministra de Justicia, Dolores Delgado, llamó maricón al Señor Marlaska, ¿les pareció una expresión homófoba o un inocente comentario? No les oí.oxCuando candidatos,  afiliados y simpatizantes de VOX, en el legítimo ejercicio de sus derechos civiles y políticos, fueron gravemente insultados e incluso agredidos físicamente, ¿dónde estaban? No les oí.

Cuando destacadas lideresas del centro-derecha fueron inaceptablemente escracheadas, ¿dónde se hallaban? No les vi ni oí.

Cuando hordas de cafres impidieron el uso de la palabra a políticos del centro-derecha, o a intelectuales afines, en paraninfos universitarios, ¿dónde estaban todos/as/es? ¿Alguien les vio?

Cuando, merodeando el insomnio, el doctor Sánchez pactó, repactó y requetepactó con los legatarios de la banda asesina ETA, ¿dónde estaban?

Cuando el Marqués de Galapagar fantaseó con azotar a Mariló Montero (exmujer de Carlos Herrera) hasta que sangrase, ¿atisbaron los guardianes de la democracia algún indicio de misoginia selectiva?

Cuando los socialistas andaluces se gastaron el dinero de los desempleados en putas y cocaína, ¿ande andaban todos?

¿Dónde estaban todos, todas y todes cuando en dos mil dieciocho, con motivo de un mitin de Vox en Murcia, se escuchó?

«Os vamos a matar», «fascistas, estáis en nuestra lista», «facha, pardillo, tu boca en un bordillo», «sin piernas y sin brazos, fascistas a pedazos» y «Ortega Lara vuelve al zulo».

¿Dónde estaban todos, todas y todes el uno de mayo de dos mil catorce cuando, en la procesión del coño insumiso en Sevilla, sus refinadas cofrades trovaron? “La Virgen María también abortaría” o “hay que quemar la Conferencia Episcopal”.

La libertad de expresión y la indignación ciudadana son instrumentos enteramente imprescindibles para toda sociedad democrática mas, cuando sólo se mira por un ojo y sólo se escucha por un oído, pierden su verdadera naturaleza mudando el lamento en soflama y el albedrío en capitulación.

Tomás. Querido amigo. Apaga el ruido y escucha el sentir nítido de la mayoría silenciosa a la que hoy, con cierta dosis de humildad y osadía, he prestado mi grito. Te ampara toda la legitimidad ética, moral y política para alcanzar acuerdos y alianzas políticas. Eres un hombre bueno, íntegro y honrado. Serás un gran alcalde de Cieza.

Santiago, querido Apóstol. Abre Cieza, que es tanto como decir España, a Tomás. A Sánchez, cuando en la noche del veintitrés de julio prepare el petate, dile que cierre la puerta al salir. Hazme el favor.